Café ecológico, un grano responsable con el medio ambiente

Los gestos responsables con el medio ambiente son a día de hoy más importantes que nunca, pero… ¿Cómo podemos degustar nuestro café sin hacerle daño al planeta? Estamos tan acostumbrados a beber café que a menudo olvidamos que los granos deben recorrer medio mundo hasta llegar a nuestra taza.

Pero no os preocupéis, en esta entrada os mostraremos como podéis minimizar este impacto y compartiremos algunos consejos para consumir el café más ecológico, que nos hará bien a nuestra moral y… a la madre tierra.

¿Que es el café ecológico?

Los cafés ecológicos, también llamados cafés orgánicos, son los obtenidos gracias a una agricultura biológica, cultivados en terrenos que no han sido tratados con productos químicos. Una vez cosechados, los granos toman un camino logístico específico para que no se mezclen con otros granos (no ecológicos). Generalmente, las plantaciones de estos cafés tienen un bajo rendimiento, pero de mejor calidad.

En lugar de pesticidas, en los cultivos de estos cafés se utilizan prácticas naturales para controlar las plagas y enfermedades de las plantas de café, además, son cultivados a la sombra, ayudando a mantener el equilibrio ecológico en la finca y proporcionando un hábitat natural para la fauna local.

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¿Cuáles son las diferencias entre un cultivo de café ecológico y uno de café normal?

La mayoría de explotaciones agrícolas del mundo, incluidas las de café, utilizan productos químicos en sus cultivos. Las plantaciones de café necesitan muchos recursos humanos, además de mucho tiempo de atención y cuidados, y por desgracia, estos recursos son muy limitados.

Son muchos los agricultores los que se ven “obligados” a desherbar las plantaciones, fertilizar la tierra y luchar contra enfermedades comunes del café como la roya utilizando productos químicos, y ponemos obligados entre comillas porque como casi todo en este mundo es una cuestión de dinero, y ya sabéis que a mayor productividad…

La utilización de estos productos químicos permite obtener rápidamente el resultado que se obtendría con un empleado en muchas jornadas de trabajo. Desgraciadamente, estos productos no son nada buenos para el medio ambiente ni para el producto cultivado, además de representar un peligro real para la salud de los trabajadores de estas explotaciones.

Plantaciones libres de productos químicos

En el caso de la agricultura ecológica, la mayoría de tareas se realizan manualmente y las plantaciones son reforzadas con fertilizantes naturales. Estos fertilizantes se obtienen de los desechos de las propias cerezas del café, cáscaras de plátano, de aguacate… dependiendo de las culturas que se encuentran a proximidad.

Es precisamente gracias a la diversidad de culturas que los productores de café enriquecen el suelo de sus plantaciones. Al plantar diferentes variedades, el suelo es más fértil y el porcentaje de humedad indispensable para las plantaciones está mejor regulado.

Los terrenos donde se cultivan los cafés ecológicos también son sometidos a descansos, al contrario que los cultivos de café convencionales, donde las cosechas se realizan una tras otra, llevando la tierra al límite, sin tiempo para producir recursos y minerales naturalmente para entre cosecha y cosecha.

La productividad de la mayoría de plantaciones de café ecológico es muy baja debido a estas limitaciones, pero los granos obtenidos son de mayor calidad. Esto es debido en gran parte gracias al cuidado aplicado en cada etapa, que permite identificar rápidamente el mínimo defecto, pero también a la riqueza del suelo que no ha sido sometido a productos químicos, que deja al grano revelar sus mejores aromas.

¿Es lo mismo un café ecológico que un café de comercio justo?

Un café de comercio justo no es necesariamente un café ecológico, aunque los dos están estrechamente ligados. Mientras que con el café ecológico lo que se busca es respetar al máximo el cultivo, con el café de comercio justo lo que se busca es el respeto a los productores, a sus condiciones de trabajo y a una buena remuneración por el trabajo realizado. Para saber si un café es de comercio justo se utilizan etiquetas como “Fair for life” o “Fairtrade” en los paquetes de café.

¿Cuáles son los criterios para catalogar a un café como ecológico?

Desde su cultivo hasta la torrefacción, pasando por el método de secado de los granos, todos los aspectos de la producción juegan un rol importante para catalogar a un café como ecológico.

Ya os hemos hablado del punto más importante para que un café pueda ser biológico: la no utilización de productos químicos en sus cultivos. En las etapas que siguen al cultivo, como el método de secado, el transporte o el almacenamiento, un café ecológico no debe estar nunca en contacto con otros cafés convencionales, para evitar cualquier tipo de contaminación.

Para limitar el riesgo de contaminación cruzada, el café con certificado ecológico debe estar completamente aislado durante el transporte y el almacenamiento. Es por esta razón que uno de los requisitos principales de la certificación ecológica es su trazabilidad. Desde la finca hasta el paquete comprado por el consumidor, el café es trazable mediante un sistema numérico de las parcelas a las que se otorga esta certificación, sometidas a controles frecuentes.

Con el objetivo de conservar pureza de los cafés ecológicos, los materiales de transporte y transformación deben estar meticulosamente limpios, siguiendo un protocolo muy estricto, al igual que durante el proceso de tostado.

La certificación de los cafés ecológicos

Si bien la mayoría de cafés ecológicos que podemos encontrar en los supermercados o tiendas especializadas tienen una etiqueta de certificación, solamente son elegidos una ínfima parte de los cafés orgánicos del mundo. Son muchas las fincas que merecen esta etiqueta, a las que podemos denominar como “cafés ecológicos no certificados”.

¿Cafés ecológicos no certificados?

La certificación es un proceso que puede resultar caro para los pequeños productores. En el mundo existen numerosas explotaciones que no utilizan productos químicos en sus cultivos, plantaciones que siguen produciendo café de forma tradicional, sobre todo en países con falta de recursos.

Aunque el método de cultivo de estas plantaciones pueda encajar perfectamente con el de los cafés ecológicos certificados, son muchos los aspectos que no se respetan al 100%, o al menos no se puede tener seguridad total, ya que estos cafés no son controlados por ningún organismo certificado y no se puede tener la certitud de si han sido tratados, almacenados o incluso tostados correctamente.

Las etiquetas para reconocer un café ecológico

La mejor manera para saber si un café es ecológico es mediante las etiquetas, pero… ¿Como reconocer las etiquetas de los cafés ecológicos?

Las etiquetas son la garantía de que un café respeta las normas necesarias para ser catalogado como ecológico. Ya sea en grano, molido, instantáneo o en cápsulas, todos estos cafés pueden obtener etiquetas que son atribuidas por organismos como: Rain Forest Alliance, Ecocerf, 4C The global coffee platform, Agrocert, Certipaq…

Existen así multitud de etiquetas para definir cafés orgánicos, caracterizados por la ausencia del uso de químicos peligrosos para su cultivo. Sin embargo, la etiqueta más conocida sigue siendo la de agricultura ecológica y su signo AB sobre fondo verde.

Hay etiquetas que son más específicas, como la de la Rainforest Alliance (la de la ranita), que indica que los cultivos conservan la biodiversidad y su producción es en sombra, o la UTZ Certified, otorgada a los cafés producidos “de manera profesional con un cuidado particular por el medio ambiente y las poblaciones locales”

¿Por qué deberíamos consumir café ecológico?

Cuando decidimos consumir café ecológico, estamos decidiendo al mismo tiempo cuidar un poco nuestro planeta, y cada pequeño paso cuenta, ya que el cambio en nuestra manera de consumir produce un impacto positivo en el medio ambiente.

Elegir ecológico es elegir calidad

Los granos de un café ecológico son de mayor calidad gustativa y más beneficiosos para nuestra salud, por el hecho de que no han sido tratados con productos químicos. Nada mejor para apreciar todos los aromas de un buen café que los granos ecológicos. La agricultura orgánica respeta al máximo la naturaleza de la planta, para producir un grano de la mejor calidad y ofrecer un gusto auténtico al consumidor.

Preservar el medio ambiente

Como ya os hemos comentado unas líneas más arriba, el café ecológico nos permite seguir consumiendo esta bebida limitando las consecuencias negativas que puede representar su cultivo para el medio ambiente. Optar por el café ecológico es apoyar una agricultura responsable, que no contamina los suelos, que respeta el agua y la tierra en general, optando por los métodos de producción naturales

Valorizar el trabajo de los productores

Al comprar café ecológico estamos contribuyendo al gran trabajo que realizan los agricultores para poder ofrecernos este producto. Para conseguir la etiqueta de café ecológico, los productores deben seguir criterios estrictos y esforzarse al máximo. Al consumir estos cafés estamos dando las gracias en cierta manera a estas personas que se comprometen a democratizar una agricultura sana y respetuosa con el planeta.

¿Qué tipo de café es el más ecológico?

Entre el café molido, en grano, monodosis y cápsulas ¿Cuál es el más ecológico?

• En cápsulas: la única ventaja que podemos ganar consumiendo este tipo de café es la rapidez de preparación, nada más, para el resto es sin duda el peor café del mundo. Ya sean de aluminio o de plástico, las cápsulas de café son uno de los productos menos ecológico que podemos encontrar en el mercado.
• Las monodosis: gracias a su filtro biodegradable, el impacto hacia el medio ambiente es mucho menor que el de las cápsulas, aunque el café utilizado no es para nada cualitativo.
• El café molido: si utilizáis una cafetera ecológica y filtros biodegradables sin blanquear, es un café que produce pocos desechos. Su gran inconveniente es la frescura, son menos aromáticos y gustativos debidos al largo tiempo que pasan en los paquetes.
• En grano: sin duda el café que produce menos desechos y el más apreciado por los amantes de esta bebida. Los posos de café son compostables y se pueden reutilizar como fertilizante o incluso como exfoliante para la piel.

Las ventajas del café ecológico en grano

Los especialistas de café, al igual que los catadores, siempre optan por el café en grano, que revela todos los aromas y sabores del producto. Además, el café en grano se conserva mejor que el cafe molido y durante más tiempo. Corre menos riesgo de oxidación, un fenómeno natural que interviene cuando el café entra en contacto con el aire, conduciendo a la perdida de aromas.

Elegir café ecológico en grano os permitirá moler vuestro café justo antes de la degustación, ofreciendo una taza rica en aromas y sabores, si preferís la calidad a la rapidez, esta es la mejor opción.

Sin embargo, deberéis estar equipados con un molinillo de granos, ya sea manual o eléctrico, para realizar esta operación, o de una cafetera con molinillo integrado. Al utilizar café en grano también tendréis la posibilidad de personalizar el grosor de la molienda dependiendo del tipo de preparación.

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¿Cuál es la cafetera más ecológica?

Esta pregunta es muy fácil de responder, las cafeteras más ecológicas son sin duda las más tradicionales, las que nos permiten preparar nuestro café con la única necesidad de poder calentar el agua.

Las cafeteras eléctricas también son ecológicas, aunque necesiten de electricidad para funcionar, porque suponemos que también tendréis que gastar energía para calentar el agua que vais a utilizar con las cafeteras de filtro manuales.

En definitiva, las únicas cafeteras que no son responsables con el planeta son las de cápsulas, y no por la cafetera en sí, sino por las cápsulas.

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