Café de Brasil: historia, sabor y cultura

Brasil, el país que respira café, nos brinda una deliciosa gama de sabores y aromas que despiertan nuestros sentidos. Desde las exuberantes plantaciones hasta el momento en que el líquido oscuro acaricia nuestros labios, el café brasileño nos envuelve en su magia. En Brasil es natural ofrecer un “cafezinho” a cualquiera que entra en un comercio, al llegar a casa, para compartir con los amigos… el café carioca es considerado en Brasil como uno más de la familia.

El café de Brasil en 2024

El tamaño de la producción de café en Brasil durante la temporada 2023/24 jugará un papel clave en la determinación de los precios a nivel mundial, con cierta incertidumbre sobre si la enorme cosecha inicialmente prevista se alcanzará realmente.

Se pronostica que la cosecha de café de Brasil en 2023/24 aumentará a 67,1 millones de sacos de 60 kg, en comparación con una estimación media de 58 millones de sacos de la temporada anterior. En cuanto al mayor productor mundial de Robusta, Vietnam, su cosecha en 2023/24 se estima en 31 millones de sacos, frente a los 30 millones de 2022/23.

Se espera que este aumento de las cosechas tanto en Brasil como en Vietnam haga que el mercado pase de un déficit global de 4,15 millones en 2022/23 a un superávit global de 3,35 millones de sacos en 2023/24.

Selección de cafés de Brasil

Infocafé: Brasil

• Producción anual: 3.009.402 toneladas (67% de Arábica – 33% de Robusta)
• Porcentaje de mercado mundial: 32%
• Clasificación mundial como productor: 1º
• Variedades principales: Mundo Novo, Caturra, Icatu, Bourbon, Catuai.
• Periodo de cosecha: De Mayo a Agosto.
• Tipo de secado: Via seca y via humeda.

Origen del café de Brasil

La historia nos cuenta que el café llegó a Brasil por el norte del país hacia el año 1727, fue llevado desde la Guyana Francesa por el Sargento Francisco de Mello Palheta bajo demanda del gobernador de Maranhao y Gran Para, ya que en esa época el café poseía un gran valor comercial.

Consiguiendo la confianza de la mujer del gobernador de Cayena, capital de la Guyana Francesa, Palheta transportó una pequeña cantidad de granos de café arábicos de forma clandestina y debido a las condiciones climáticas altamente favorables, el cultivo del café se extendió rápidamente.

En su recorrido por Brasil, el café paso por Bahia, Rio de Janeiro, Maranhao, Sao Paulo, Parana y Minas Gerais, pasando en un espacio de tiempo relativamente corto de ser un producto secundario a producto base de la economía del país.

Historia del café en Brasil

La caída de la actividad minera en Minas Geray a finales del siglo XVIII lleva a los brasileños a una reorientación de su economía hacia la agricultura, desde entonces, la región de Rio de Janeiro se convertirá en la principal fuente de producción de café.

La apertura de nuevos mercados, representados por las antiguas colonias inglesas de América del Norte, estimula la producción de café. En los años 1821-1825 y 1846-1503 la importancia de los cafés en los materiales exportados se duplica, adelantando a sus competidores jamaicanos y cubanos.

En los años 1850, Brasil compensa la abolición de la trata de esclavos (que no se pondrá definitivamente en marcha hasta 1888) con el desarrollo de infraestructuras ferroviarias. El fin de la esclavitud decidido en 1850 lleva a Brasil a hacer venir en masa un gran número de emigrantes europeos y de Medio Oriente.

Algunos compraran plantaciones y realizaran importantes inversiones en los puertos, carreteras, ciudades, vías férreas… Una burguesía, los “barones del café” emergerá en esta época.

La crisis de 1929 representará un punto de inflexión en la historia económica de la región. Para responder al problema de superproducción de café, el régimen va a destruir 78 millones de sacos entre 1931 y 1942 y enfocará sus esfuerzos en el proceso de industrialización.

En este periodo el Estado Federal se hace cargo de la política de defensa del café, que hasta el momento había sido dirigido por las regiones productoras (principalmente Sao Paulo), y se dota de instituciones cuyo papel es el de orientar la política cafetera, lo que conducirá, en 1952, a la creación del I.B.C (Instituto Brasileño del café).

La organización fijará la comercialización del café (precio mínimo al productor, precio mínimo a la exportación, fijación de un precio único a la consumición…) hasta su suspensión en 1990, provocada por la creciente liberalización de los mercados y el fin de los acuerdos internacionales sobre el café en 1989.

Desde entonces, las 19 sociedades brasileñas que existen exportan menos del 10% del café producido en el país, la mayoría de exportadores son ingleses o alemanes.

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El fin de la esclavitud y sus efectos en los cultivos de café en Brasil

Desde su llegada a Brasil, el café fue rápidamente cultivado en todo el norte del país, hasta Río de Janeiro. La región más propicia para acoger las plantaciones en aquella época era el Valle del Paraíba, al norte de Río de Janeiro, concentrando hasta el 80% de la producción total del país.

Hasta entonces, la prosperidad en este comercio había sido calcada del modelo de las colonias europeas: esclavos en abundancia y parcelas de bajo precio.

Todo cambiaria en 1888, cuando, tras años de dudas, Brasil acaba uniéndose al grupo de países abolicionistas. A causa de esta decisión, la industria del café fue destruida… sin esclavos, sin brazos, ¡sin café! A causa de este derrumbe, las plantas serían arrancadas en beneficio de otras culturas más favorables y que necesitaban menos mano de obra, al igual que en la isla Bourbon (actualmente isla de La Reunión) que reemplazaría los cultivos de café por los de caña de azúcar.

Aquel podía haber sido el final del cultivo del café en Brasil, de no ser porque empujados por la guerra, la miseria y las persecuciones, miles de europeos llegan al “Nuevo Mundo”, suponiendo una mano de obra fundamental para el renacimiento de nuevas plantaciones. Entre 1884 y 1914, más de 1 millón de inmigrantes se instalarán en Brasil.

El modelo esclavista había pasado de moda, siendo reemplazado por una gestión más humana, recurriendo a la mano de obra europea o a la mano de obra indígena, más dócil, trabajadora y barata de Minas Gerai.

Gracias a la mecanización y explotación de zonas forestales, el regreso del café de Brasil fue todo un éxito: grandes plantaciones monoculturales rotativas y sin sombra.

A partir de entonces, el país no dejaría de ocupar su puesto como primer productor mundial de café en el mundo.

Características del café de Brasil

Es muy difícil generalizar los cafés de Brasil debido a su alta diversidad. En Brasil los cafés son tratados en su mayoría por vía seca y podemos decir (generalizando) que los cafés de Brasil ofrecen un cuerpo neutro y que su acidez es baja, cualidades que hacen que sea utilizado para muchas mezclas.

También podemos afirmar que el café de Brasil es apreciado por su carácter ligeramente ácido y sus notas dulces de cacao, caramelo o avellanas al final de la degustación.

Aunque para ser más justos, mucho depende de la variedad y la zona del país donde son cultivadas las plantas: los cafés de Santos tienen la fama de ser los mejores cafés brasileños (uno de los cafés más suaves del país), los cafés de Paraná son más fuertes; en Sul de Minas, los cafés son apreciados por su fuerte fragancia y cuerpo intenso.

También hay que nombrar los cafés de Rio, cafés muy particulares, con un sabor a Yodo conocido como “gusto de rio”, perfecto para mezclas. Tanta es la diversidad que tipificar los cafés de Brasil con un patrón unico resulta imposible.

Zonas de producción de los cafés de Brasil

Café de Sul de Minas molido

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